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B.- ) : SÁBADO, 9 DE MAYO DE 2020,... ¡¡ ECONOMÍA ROBÓTICA,...NATALIDAD ¡¡.
¡¡ ECONOMÍA ROBOTICA,...NATALIDAD ¡¡.
LA IZQUIERDA Y LOS PERDEDORES DE LA GLOBALIZACIÓN DIGITAL.
GASPAR LLAMAZARES TRIGO, MÉDICO Y ANALISTA POLÍTICO; Y MIGUEL SOUTO BAYARRI, PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE https://www.redaccionmedica.com/opinion/la-izquierda-y-los-perdedores-de-la-globalizacion-digital-6470
JUE 19 MARZO DE 2020. 18.30H
LA SALUD EN TODAS LAS POLÍTICAS,... --
LAS REVUELTAS SUCESIVAS EN DISTINTAS CIUDADES DEL MUNDO Y EL ASCENSO DE LOS NACIONALISMOS AUTORITARIOS, CON UN DISCURSO XENÓFOBO EN MUCHOS PAÍSES, ALERTAN SOBRE EL DETERIORO DE LA GOBERNANZA POLÍTICA MUNDIAL.
EN EL MUNDO RICO DISFRUTAMOS DE UN ALTO NIVEL DE BIENESTAR, PERO EN LA ALDEA GLOBAL LAS AGUAS BAJAN REVUELTAS. LA MUNDIALIZACIÓN, CUYO AVANCE NO HABRÍA SIDO POSIBLE SIN LA AYUDA DE LA DIGITALIZACIÓN (SU HILO CONDUCTOR), HA DEJADO FUERA DEL BIENESTAR A GRANDES MASAS DE POBLACIÓN, TANTO EN LOS PAÍSES GRANDES COMO EN LOS PAÍSES PERIFÉRICOS, EN ETERNAS VÍAS DE DESARROLLO. ESTO HA CONDUCIDO A QUE LA GLOBALIZACIÓN SE ENCUENTRE EN UNA FASE DE CRISIS, DE GRAN FRAGILIDAD. TODAS ESAS MANIFESTACIONES QUE SE SUCEDEN, SEAN EN CHILE, EN COLOMBIA, EN FRANCIA O EN ESPAÑA, SON REFLEJO DE LAS QUEJAS Y DE LA IRA DE LOS PERDEDORES DEL SISTEMA Y ESTÁN DANDO ALAS A ODIOS QUE ESTABAN LATENTES. EN ESE RÍO REVUELTO PESCAN LOS POPULISMOS, EL PROTECCIONISMO Y LO QUE SE HA DADO EN LLAMAR “GUERRA TECNOLÓGICA”, O SEA: LA DESGLOBALIZACIÓN.
¿CUÁLES SON LAS RESPUESTAS DE LA IZQUIERDA A LA ACUMULACIÓN DE PODER DE UNAS POCAS EMPRESAS TECNOLÓGICAS EN LA DIGITALIZACIÓN, Y AL TSUNAMI POPULISTA Y NACIONALISTA DE LOS ÚLTIMOS AÑOS? ¿QUÉ MODELO TECNOLÓGICO PROPONE? NO SABEMOS LAS RESPUESTAS. LO QUE ESTÁ CLARO ES QUE ALGUNAS BATALLAS QUE HAY QUE DAR, COMO LA DEL CAMBIO CLIMÁTICO, SON GLOBALES; Y NO CREEMOS QUE SE PUEDAN AFRONTAR CON POSIBILIDADES DE ÉXITO DESDE LA DESGLOBALIZACIÓN.
PARA ENTENDER LO QUE PASA HOY HAY QUE CONOCER PRIMERO CÓMO ERA EL MUNDO QUE HABITÁBAMOS ANTES DE LA DIGITALIZACIÓN. IMAGINEN UNA CABINA DE TELÉFONOS DE LAS QUE POBLABAN LAS ACERAS Y CON UNA COLA DE GENTE DE VEINTE METROS ESPERANDO PARA LLAMAR. CADA ÉPOCA INVENTA SUS ICONOS, Y ALGUNOS ARRAIGAN TANTO Y TIENEN TANTO PODER SIMBÓLICO, QUE CADA CIERTO TIEMPO LOS TRAEMOS DE VUELTA.
EN EL MUNDO GLOBALIZADO LAS COSAS OCURREN SIMULTÁNEAMENTE EN DISTINTOS PAÍSES Y LOS CIUDADANOS ESTÁN CONECTADOS A TRAVÉS DE LAS REDES SOCIALES. FRENTE A LA CABINA TELEFÓNICA, HOY TENDRÍAMOS A UN CAMINANTE CON MASCARILLA ENVIANDO MENSAJES POR SU TELÉFONO MÓVIL. TODAVÍA NO SABEMOS CÓMO SERÁ EN LA DESGLOBALIZACIÓN, AUNQUE YA SE SABE QUE ES DIFÍCIL PONER PUERTAS AL CAMPO, A PESAR DE TODOS LOS RECURSOS QUE SE PONEN EN EL CONTROL DE LOS CIUDADANOS. DE PRONTO, UN VIRUS EN CHINA NOS MUESTRA LA ALDEA GLOBAL Y “LA SOCIEDAD DEL RIESGO” DE ULRICH BECK. CON ELLO VUELVE LA GEOPOLÍTICA, CON LOS ESTADOS PELEANDO ENTRE SÍ, SIN PROYECTO NI IDEOLOGÍAS, CON LA TENTACIÓN DE UN NUEVO WEIMAR GLOBAL DE GUERRA COMERCIAL ENTRE LAS GRANDES POTENCIAS.
LA CRECIENTE TENDENCIA A LA ESPECTACULARIZACIÓN DE TODO, LO PÚBLICO Y LO PRIVADO, CONFORMA UNA SOCIEDAD DEL ESPECTÁCULO Y DEL HIPERCONSUMO, PERO LA ALDEA DE MCLUHAN NUNCA FUE TAN GLOBAL COMO SE DIJO. LAS DOS FIGURAS OPUESTAS ꟷALDEA GLOBALꟷ QUE COMPONEN EL OXÍMORON ABRIGAN JUNTAS ADEMÁS EXPECTATIVAS NUNCA COLMADAS DEL TODO.
VOLVIENDO AL CORONAVIRUS, ESTE HA PUESTO MÁS EN EVIDENCIA LA TENSIÓN ENTRE GLOBALIZACIÓN Y DESGLOBALIZACIÓN. ENTRE LA CONFIANZA Y EL MIEDO. ENTRE LA NECESIDAD DE ORGANISMOS INTERNACIONALES COMO LA OMS Y LA PROTECCIÓN DE LOS MUROS NACIONALES.
DESDE ESTA PERSPECTIVA, LO MISMO SUCEDE CON LOS EFECTOS SOBRE LOS PERDEDORES DE LA GLOBALIZACIÓN, QUE SE ENCUENTRAN ENTRE LA NOSTALGIA Y LA AGITACIÓN POPULISTA, POR UN LADO, Y LA POLÍTICA GLOBAL DE LA TRANSICIÓN TECNOLÓGICA Y ECOLÓGICA, CON SUS EFECTOS TERRITORIALES EN LAS MACRO-URBES Y EL DESPOBLAMIENTO, POR OTRO LADO. --
"Estamos en plena transición, en la frontera frente al mundo de consumo digital y la inteligencia artificial. Y en ese tránsito, la izquierda afronta dos dilemas a los que tiene que dar respuesta: la globalización (y su consecuencia más reciente e indeseada: el proteccionismo nacionalista); y la digitalización (y su consecuencia más negativa: el hipertecnologismo disruptivo)" |
El progreso tecnológico, que ha sido un gran catalizador de la globalización, si bien se encuadra en ese contexto, trasciende lo actual. Freeman Dyson, en 'Mundos del futuro', ayuda a comprender otro entorno
histórico, y nos recuerda que la mayoría de los avances del siglo XIX extendieron el bienestar a la vez a ricos y pobres (la electricidad, los rayos X, la radio). Y Robert Gordon, profesor de Northwestern University, complementa certero en sus investigaciones que la revolución de la electricidad y el motor de combustión cambió más nuestras vidas, y favoreció más el desarrollo, que la revolución de la informática.
Más allá de la defensa del progreso, hoy en día, en no pocas ocasiones es cuestionable que el avance científico-tecnológico sea directamente proporcional a la prosperidad y a los intereses de las personas. El manejo de datos personales por los gigantes de las redes sociales es un buen ejemplo de ello, pero no sería el único.
Y es que, si con la revolución industrial la ciencia se convirtió en fuerza productiva directa, con la revolución digital y el neoliberalismo del hiperconsumo, la propia vida de consumo digital, con su autoexposicición y los datos que genera, se transforma ella misma en fuerza productiva.
En suma: estamos en plena transición, en la frontera frente al mundo de consumo digital y la inteligencia artificial. Y en ese tránsito, la izquierda afronta dos dilemas a los que tiene que dar respuesta: la globalización (y su consecuencia más reciente e indeseada: el proteccionismo nacionalista); y la digitalización (y su consecuencia más negativa: el hipertecnologismo disruptivo). Ambas están ligadas; son dos estados derivados de la transformación de la sociedad industrial y de servicios en una sociedad robotizada.
Desafortunadamente, como decíamos, no parece que haya todavía respuestas, o estas no son definitivas. Las transformaciones que están teniendo lugar son tan complejas que no son fáciles de descifrar. Sí hay, sin embargo, algunas respuestas parciales que ayudan a iluminar la buena senda.
Un modo de hacer frente a esta situación es el que aporta Antón Costas en sus artículos: con programas de inversiones y nuevas políticas agrarias e industriales que creen empleo en los lugares donde vive la gente, en vez de expulsarla hacia las grandes ciudades.
Se trata de combinar un nuevo contrato social, laboral y territorial, que recupere la seguridad, con medidas de regeneración y liderazgo democrático que devuelvan la confianza en las instituciones, y una estrategia de transición ecológica y tecnológica justa que promueva esperanza en el futuro.
Las izquierdas de nuestro siglo se encuentran en esa encrucijada, entre la globalización y la desglobalización, esa suerte de toma de posición que, sin dejar de lado el progreso, genere políticas favorables a los perdedores de uno y otro proceso, que restituyan la prosperidad a las comunidades más desfavorecidas y abandonadas a su suerte (con altas tasas de desempleo y unos niveles bajos de estudios), y demuestre cuánto valora la educación ꟷel sector estratégico por donde opera el ascensor social de mayor potenciaꟷ, la salud y el bienestar de las familias de rentas más bajas.////

Las Relaciones Laborales en la Economía de la Globalización y la Robótica.
Desde los inicios del proceso de globalización, se produce un ascenso continuo de los sectores y fuerzas económicas basados en el conocimiento. El software adquiere cada vez mayor importancia sobre la electrónica. La investigación en nuevos materiales y en la física de sólidos está en la base de los avances en electrónica. Emergen nuevos campos económicos impulsados directamente desde la investigación como la nanotecnología, la biotecnología, sobre todo los avances relacionados con la desencriptación del ADN, la biomedicina, etc.
La gestión industrial, incluyendo en tal concepto el control de procesos y la calidad, sustituye a las tareas de trabajo, que son realizadas por máquinas, coordinadas por robots. La externalización de procesos, como forma de simplificar la complejidad fabril, permite la acumulación de conocimientos sobre procesos y materiales, acelerando el cambio tecnológico y la sustitución de mano de obra industrial por maquinaria específica robotizada.
Estos procesos multiplican los puestos de trabajo relacionados con la gestión industrial, el I+D, la logística y el marketing, al tiempo que dejan obsoletas los oficios industriales, con un saldo enormemente desequilibrado de desempleo tecnológico. Si bien los hábitos de consumo y las formas de vida de los nuevos sectores sociales profesionales y asalariados, fomentan el desarrollo de múltiples servicios, relacionados con las necesidades personales y de ocio, entre otras, la oferta cultural se masifica, adopta las nuevas tecnología y crea nuevas oportunidades de empleo. La vida de los nuevos ciudadanos se hace mas compleja, y generaciones enteras, que han visto devaluadas sus habilidades sin tener oportunidad de adaptación, son sacrificadas al avance tecnológico.
En la producción mecanizada dominaba el obrero-operador, absorbido por la máquina o por el funcionamiento del trabajo en cadena, su aprendizaje se dirigía a suplir las deficiencias de un sistema de maquinaria imperfecto (Richta, 1971) La automatización y la cibernética eliminan este tipo de trabajo, situando al hombre en los límites de la producción (Bell, 1976).
Este proceso acelera, al mismo tiempo, la sensación de angustia para aquellas personas que han ido cerrando su ciclo de adquisición de habilidades específicas, cuya base era la experiencia y la capacitación por el trabajo. La enajenación que reside en el trabajo mecanizado llega así al borde del absurdo: Se aspira a mantener un trabajo que las fuerzas creadoras convierten en inútil, por que, de esa forma, se convertirían ellos mismos en “inútiles”(Richta, 1971)
La Era del Capital Intelectual, o del Conocimiento
Como dice una definición de la OCDE, el capital intelectual de las empresas es la suma de dos intangibles: la componente organizativa, como sistemas de información, redes de distribución y cadena de proveedores, y el capital humano. (Nevdrum y Erikson, 2001)
El Capital Humano es una función de las habilidades de los trabajadores para la creación de competencias de la organización (Williamson, 1985 ). Supone la base de la capacidad técnica, en la sociedad postindustrial. Una época cuyo problema es la productividad del conocimiento (Richta, 1971; Bell, 1976) y su evaluación (Drucker, 1998, 1999), y no el control del trabajo subordinado, que realiza el propio proceso.
En primer lugar, El Capital intelectual está relacionado con las capacidades organizativas exigidas por una estrategia de negocios.
En segundo, en unos tiempos en los que la búsqueda de flexibilidad provoca reducciones drásticas de plantilla, un objetivo estratégico es delimitar el núcleo permanente de personas, imprescindible para mantener las capacidades de las empresas (Hamel y Prahalad, 1998), porque esas personas son portadoras de la habilidades, conocimientos y experiencias en que la empresa basa sus competencias.
La relación salarial del profesional se individualiza. La organización ofrece a los expertos condiciones contractuales particularizadas, y evalúa y remunera su contribución personal al desempeño de la empresa (Williamson, 1999).
Por último, El núcleo estable de “personas que hacen que las cosas ocurran” necesita proteger su capital de habilidades y conocimientos personales. Hay que neutralizar los efectos de la incertidumbre en el empleo, aportando valor al empleado en forma de aprendizaje (Pfeffer, 2003). La carrera se convierte en el patrimonio del empleado.
El Contexto Organizativo: Las Corporaciones
Las corporaciones configuran un conjunto de instituciones en red (empresas, universidades, centros de investigación y fundaciones) que son el campo donde los individuos realizan su carrera profesional. Sirven de contenedor a la división creciente del conocimiento en ramas de actividad (Bell, 1976). La lógica inicial de este modelo de sociedad mercantil es la meritocracia.
El auge de la economía del conocimiento lleva a cambios fundamentales en el diseño de las organizaciones atacando las bases del empleo estable. La desigualdad se ha diversificado, en diferencias de renta, de estatus, de poder, de oportunidades, de educación, de servicios etc. Y la inseguridad en el empleo. Rehacer el contrato psicológico solo puede devenir de un proceso transaccional : Desempeño contra Algo (Mohram y Lawler, 2003).
El otro componente del Capital Intelectual es la organización, que aporta capacidad de coordinación. La coordinación se realiza mediante patrones repetitivos que definen el desempeño. Tales patrones son la memoria de la organización, sus rutinas (Nelson y Winter, 1982), que la informática moderna permite almacenar en bases de datos.
En el concepto de tecnología ocupa un lugar central la coordinación, entre los procesos específicos de trabajo (el carácter y secuencia de las tareas que se deben desempeñar para alcanzar los resultados deseados), y los métodos para resolver problemas cuando las rutinas fallan. Los métodos para resolver problemas constituyen un proceso continuo de innovación que crea una corriente de tecnología, basada en la existente, pero en contradicción con ella. Hay, por tanto, una continuidad en la disrupción de poner en marcha una nueva tecnología; nada se inventa, la innovación surge de lo que hay, como un ejercicio pautado de ruptura de la continuidad. Las tecnologías emergen en la organización, es un producto de los procesos holísticos de cooperación interdisciplinar entre habilidades y conocimientos de personas concretas (Nelson y Winter, 1982).
El Trabajo de los expertos es cooperativo. La forma en que los miembros de una organización cooperan, creando aprendizaje y cambio organizativo, es la base de la competitividad, porque integran comunicación y conocimiento tácito en rutinas de comportamiento, socialización de habilidades, conceptualización de esas habilidades en procedimientos para nuevos servicios, nuevas o mejores rutinas y nueva comunicación (Nonaka y Takeuchi, 1995). Dicho de otra manera, las empresas obtienen valor añadido de la manera como las personas en las organizaciones intercambian colectivamente el conocimiento, los valores y los modelos mentales compartidos sobre sus empresas y mercados, mejorándolos o creando otros nuevos (Zahra, 1999).
El Conocimiento se capitaliza en las organizaciones
La apropiación del conocimiento se basa en los procesos en los que se fija la innovación como aprendizaje organizativo. Esta apropiación, o capitalización del conocimiento, está enfocada en las características intangibles de las habilidades y del conocimiento experto, pone más énfasis en el proceso organizativo de creación de competencias, que en la capacitación de las personas (Grant, 1998).
La capacitación y el desarrollo de las personas, es el “toma y daca” de la relación laboral específica (Kamoche y Muller, 1998); además, favorece el desarrollo de las capacidades individuales para absorber conocimiento experto (aprender a aprender), un conocimiento que se almacena en las rutinas organizativas. Lo que la empresa puede hacer bien tiene algo de vida propia, crece y muere con cierta autonomía y necesita su tiempo para crearse. Pero el conocimiento se combina de manera tácita, es decir no programada, y no está disponible fuera de contexto (Nelson, 1997) y, aunque se almacena en la línea media y las bases de datos, su utilidad depende del aprendizaje, que es dinámico y también contingente al contexto (Nonaka y Kono, 1998). Otorga un gran poder a los expertos; pero éstos son disgregados por los sistemas salariales, con el fin de evitar su cooperación para influir sobre las políticas y estrategias de la corporación.
Es necesario entender que el objetivo de las empresas no es el aprendizaje, sino la creación de valor; el proceso de aprendizaje puede considerarse una inversión solo si es apropiable por la empresa. Como toda inversión, esta sujeta a los criterios de eficiencia, que aconsejan reducir al mínimo el recurso escaso (conocimiento) maximizando las capacidades que crea (Grant, 1998). Se puede formular un “Balance entre la empresa y sus empleados”: El poder de apropiación por la empresa sobre el conocimiento creado en ella es directamente proporcional a la dependencia del desempeño de las habilidades de las personas respecto a las rutinas de la organización (Grant, 1991)
El Capital Intelectual tiene que medirse, y tal tarea no está resuelta.
El desarrollo de la era del conocimiento sería impensable sin su base de redes de información[1], pero esa base no constituye en sí misma un capital. La relación social subyacente de explotación son los procesos de absorción y acumulación, bajo el control de sus cúpulas, del conocimiento generado en las organizaciones. Según prescribe la normativa de términos de la OCDE citada, estaríamos hablando del “Capital Intelectual”. El capital es un sistema de producir mercancías por medio de mercancías[2]. Si el conocimiento es directamente productivo, es que se puede gestionar, y por lo tanto estandarizar y medir, como cualquier mercancía; si no es así, se trataría de fuerzas productivas aún no dominadas por el capital.
Lo único cierto que se conoce sobre la valoración del capital intelectual, es que su contribución a la generación de beneficios es muy importante, aunque no existan medios para cuantificarla. El intento de recurrir a procedimientos bursátiles para medir la capitalización aportada por el conocimiento a las empresas, como la q de Tobín (diferencia de valor durante un periodo significativo entre capitalización bursátil y valor contable) ha conducido a fraudes (ENRON), burbujas especulativas (nasdaq.com)..etc. Sumando un factor mas de inestabilidad a los peligros de la volatilidad financiera global. Al no poder identificar cuantitativamente la fuente inversora de los ingresos, los márgenes de beneficio y su distribución no protegen adecuadamente los valores de esos activos ( Hamel y Prahalad, 1998). Por lo tanto, el conocimiento como creador de valor crea una serie de contradicciones nuevas:
En primer lugar, el que un factor de producción no se pueda medir supone una incertidumbre, el que el factor de producción principal en una era no se pueda medir, supone una incertidumbre principal. Conforme ese factor se hace más importante, mayor es la incertidumbre. (Drucker)
De hecho, toda la técnica de gestión actual, se está construyendo sobre sistemas de indicadores que intentan captar y medir el capital (sic) de conocimiento, como un requisito previo para poderlo gestionar (Kaplan y Norton).
En segundo, la organización no garantiza la unidad de gobierno. La red informática no define un sistema de dominación perfecto, que no deja opción a sus oponentes, hay multitud de ellas, que entran en competencia y colisionan.
En tercero, la propiedad sobre el conocimiento se escapa a la regulación: Los gobiernos, hoy por hoy, son los guardianes de las patentes, que son una forma imperfecta y menor de capital intelectual: China, recién llegada, y Corea, aún con un nivel de PIB per cápita inferior a España, registran mas patentes internacionales que Canadá, España o Italia, y muchos de los avances de Corea, tienen un recorrido de futuro muy sólido.
Nelson y Winter describen la paradoja de que cuando compras una empresa, compras solares y chatarra, pero que los equipos de personas, que son lo mas valioso, no están en venta porque se abolió la esclavitud hace tiempo y pueden abandonar la empresa por una mejor oferta (Ver caso de López de Arriortua en GM o la caída en bolsa de Apel cuando Steve Job se peleó con su socio, ambos a principios de los 90).
Por último, la velocidad de los avances tecnológicos está creando realidades irreversibles cuyas consecuencias son inciertas. Los procesos sociales relacionados con el conocimiento siguen el principio de “PATH DEPENDENCE” (concepto nuclear de Evolutionary Economics): Las decisiones configuran relaciones y contextos que condicionan las subsiguientes decisiones. Contra mas se avanza en el terreno de una determinada tecnología, o conjunto de tecnologías, incluidas las redes de relaciones entre organizaciones e instituciones necesarias para su desarrollo, más difícil es cambiar hacia otro cuerpo de tecnologías, y mas se fortalecen las redes”. Este concepto Schumpeteriano, es considerado básico por las teorías que intentan explicar la globalización. Se están creando procesos sin gobierno que se retroalimentan.
QUE FUTURO TIENEN LOS RR HH?
Los mercados, lo mismo que en la era de Adam Smith, cumplen la función de igualar el precio de los factores de producción. El dinero es el lubricador de los mercados, y la función de éstos últimos es la eficiencia, comparando precios distintos de oferta de un mismo factor y fijando su precio. La regulación no es inmediata, permitiendo, tanto los beneficios extras del menor coste, como la ilusión de que el mas caro podrá sobrevivir, lo cual genera fantasías de negocio, que devienen en burbujas financieras y crisis.
Para que los mercados funcionen, los factores tienen que ser homogéneos. Cuando no lo son, Ricardo demostró que la demanda fija el precio en el coste del menos eficiente, que es el último ofertado. En la sociedad del conocimiento, los mercados están segmentados, que es una forma de ser a la vez globales y fragmentados. El mercado de trabajo es un caso especial de fragmentación, por las leyes y usos de las naciones y por las diferencias de su valor de uso. Lo que se compra y vende son habilidades, algo, factor o recurso, que se conoce por el concepto confuso de capital humano.
Podemos reducirlo a factor trabajo; el dinero moviliza dicho factor trabajo, pero no consigue homogeneizarlo. Al contrario, la tecnología lo hace cada vez mas específico y menos homogéneo. Cada día es mas difícil poder asignarle unidades de medida y ponerle precio. Su capacidad de crear valor depende, cada día más, de bienes públicos, sin coste que incorporar al precio, como la salud y la educación, las culturas de cooperación o las experiencias personales.
Puesto que la Globalización parece un proceso path-dependent, es decir, irreversible. Toda política, hoy en día, debe considerarla el contexto en el que los estados se deben desempeñar. La Globalización está condicionada por su marco de capitalismo anglosajón, aunque en él emergen países y áreas que se benefician de ella, porque les ha permitido romper la barrera del subdesarrollo, o por lo menos así la ven. Por su origen y marco anglosajón, el ámbito estratégico de decisiones políticas que prevalece es el corto plazo. En ese tipo de ciclo, la deuda de los EE.UU., los bonos del tesoro, en lugar de suponer un freno al poder imperial, se han convertido en la moneda global[3]. El desorden que crea el sistema financiero amenaza la Unión Europea, pero favorece, a corto plazo, al resto de actores principales: USA, China, India, Brasil, Rusia, Monarquías y Emiratos Árabes. Japón se encuentra en un terreno de indefinición, y el resto de países asiáticos se benefician de la geo-estrategia imperial en el Pacífico.
Podemos, por tanto concluir, o deducir?
Corolario 1: En el contexto actual, el Estado del Bienestar Europeo, que es una institución central de la democracia europea, aparece como una anomalía, que impide que los mercados puedan llevar a cabo su función principal: Comparar el precio de los factores productivos y favorecer a los mas eficientes.
Corolario 2: Los mercados, como siempre, son gobernados por Instituciones en pugna, que se desempeñan en función de su poder relativo. El Estado del Bienestar Europeo es una institución de un poder político dividido y descoordinado, frente al poder de los mercados financieros; el análisis de riesgos es claramente desfavorable a la UE.
Corolario 3: La Democracia Anglosajona no contempla el Estado del Bienestar Europeo como una institución propia, y los países emergentes lo consideran un lujo que, evidentemente, no están dispuestos a financiar pagando un sobrecoste por los servicios europeos.
Corolario 4: Solo los europeos podrían estar interesados en salvar su modo de convivencia.
Corolario 5: Los europeos no tienen mas remedio, si quieren mantener sus instituciones, que interesar al resto del mundo en su idea de convivencia social, lo cual solo es posible mediante la exportación democrática del modelo, es decir por convencimiento, mas o menos inducido, reforzado por el hecho contundente de ser la Unión Europea, la zona comercial más grande y segura del mundo.
Sexto y último corolario: ¿Qué esperan las fuerzas democráticas y de izquierdas europeas …….? J
Bibliografía de referencia
Bell, Daniel (1976): El Advenimiento de la Sociedad Post-industrial; Alianza Universidad, Madrid
Drucker Peter (1999): Knowledge-worker productivity: The bigest challenge; California Management Review, 41, 79/94, Berkeley, Winter 1999
Grant, Robert M (1991): The Resource Based theory of Competitive Advantage: Implications for Strategy Formulation; California Management Review. Spring 1991
Grant, Robert M (1998): Resource Capabilities and the Knowledge-based View: Assessment and Prospects, Ponencia al VIII Congreso de ACEDE, Las Palmas de Gran Canaria, 1998
Hamel Gary and Prahalad, C K (1998): Compitiendo por el Futuro, Estrategia crucial para crear los mercados de mañana; Ed. Ariel, Barcelona 1998
Kamoche Klein and Mueller Frank (1998): Human Resource Management and the Apropiation Learning Perspective; Human Relations Rev, N York, Aug. 1998
Kaplan Robert S y Norton D.P (1996): Strategic Learning & the balanced scorecard, Strategy & Leadersheap, Chicago, Sep/Oct 1996
Mohram Susan A y Lawler Edward E (2003): Transformar la función de los RR HH, pag 260 ; en Ulrich Dave, Losey Michel R and Lake Gerry (Editores) El Futuro de la Dirección de RR.HH. (con la contribución de 48 líderes más) Gestión 2000 Aedipe, Barcelona 2003.
Nelson Richard R (1997): Why Do Firms Differ and How Does it Matter? (Strategic Management Journal 14 1991) ) in Foss, Nicolai J (Editor): Resources, Firms and Strategies (A reader in the Resource-Based Pespective) Oxford University Press, 1997
Nelson Richard R. And Winter Sidney G (1982): An Evolutionary Theory of Economic Change; The Belknap Press of Harvard University Press, Cambridge, Masschusetts, 1982
Nevdrum Lars and Erikson Truls (2001): Intellectual Capital, A Perspective of Human Capital,; Journal of Intellectual Capital, Bradford, 2001
Nonaka Ikuhiro and Konno Noboru (1998): The Concept of “Ba”: Building a Foundation for Knowledge Creation; California Management Review, Vol 40, 3, Spring 1998
Nonaka Ikuhiro and Takeuchi (1995): The Knowledge Creating Company; Oxford University Press, N. York 1995.
Pfeffer, Jeffrey (2003): ¿Tienen futuro los RR HH?, pag 209 ; en Ulrich Dave, Losey Michel R and Lake Gerry (Editores) El Futuro de la Dirección de RR.HH. (con la contribución de 48 líderes más) Gestión 2000 Aedipe, Barcelona 2003.
Richta, Radovan (1971): La civilización en la encrucijada; Siglo XXI Editores, Mexico 1971
Williamson, Oliver E (1999): Strategy Research : Governance and Competence Perspectives; Strategic Management Journal, 20 1087/ 1108, J 1999
Zahra Shaker A (1999): The Changing rules of global competitiveness in the XXI st century; The Academy of Management Executive, Ada Febr Vol 13 pg 36-42 1999
[1] Castell, Manuel: La Era de la Información,Tomo I Alianza Editorial, Madrid, 2005
[2] Frecuentemente se comete un error metodológico que viene desde Richta en los 70: Confundir la potencia productiva del conocimiento con el conocimiento como capital.
[3] Adam Tooze (2018) Crash. Como una década de crisis financieras ha cambiado el mundo. Edit. Crítica ////

Natalidad: ¿Cuál es el problema?
La evolución a largo plazo
De 1976 hasta hoy, el número de nacimientos ha disminuido un 42%, de 677 mil a 392 mil y la fecundidad ha caído un 53%, de 2,77 hijos por mujer a 1,31 en las mismas fechas. El menor descenso relativo de los nacimientos se explica por la evolución de la estructura por edades, que ha permitido amortiguar la fuerte disminución de la fecundidad. El efectivo medio de mujeres en edad fértil[1] aumentó de 1976 a 2009 en un 47%. Posteriormente ha descendido, debido al parón de la inmigración que fue seguido de emigración neta, de manera que, desde entonces, el número de nacimientos acentúa la disminución de la fecundidad (ver gráfico 1). Las proyecciones de Eurostat para España anticipan que este indicador seguirá disminuyendo hasta 2027 para después aumentar ligeramente, permaneciendo siempre por encima del valor de 1976. Sin las migraciones, las mujeres en edad fértil hubieran representado en 2017 un 21% menos que en 1976, y una clara tendencia a disminuir en el futuro.
En ausencia de inmigración, el número de nacimientos en 2017 hubiera sido de aproximadamente 283.000, unos 109.000 menos que los efectivamente registrados, el 28% del total de nacimientos, como mínimo. El impacto de la inmigración también incluye que la fecundidad de las mujeres extranjeras ha sido sistemáticamente superior a la de las españolas, aunque la diferencia tiende a estrecharse a medida que aumentan los años de residencia en nuestro país. Solo un flujo continuo de nuevos inmigrantes permitiría mantener el diferencial de fecundidad. El bajo nivel de fecundidad, inferior a la mayoría de los países de nuestro entorno, sigue siendo la principal característica de la demografía española.
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La coyuntura reciente
Ni la evolución del número de nacimientos ni de la fecundidad han sido continuas. En 1996, después de veinte años de caída, los nacimientos alcanzaron un mínimo de 363 mil, volviendo posteriormente a aumentar hasta los 520 mil en 2008. La causa de este cambio de tendencia a partir de 1998, es conocida: la llegada, en pocos años, de un número considerable de inmigrantes hizo aumentar el número de mujeres en edad fértil que, además mostraban una fecundidad netamente superior a la de las españolas de origen. Al mismo tiempo, la buena coyuntura económica, animó a un cierto número de españolas a tener los hijos que habían renunciado a traer al mundo unos años antes.
Un discurso alarmista sobre el futuro, basado en la baja fecundidad actual, solo puede ser interesado y a él se agarran los que, por todos los medios, pretenden justificar recortes en nuestro estado de bienestar y, en particular, en las pensiones.
Desde 2008, la disminución del número de nacimientos ha sido continua, reflejo de los efectos devastadores de la crisis, por una parte y, por otra, de la casi nula incidencia de la llamada recuperación, desde 2013 (ver gráfico 2).
* Tasa de empleo = ocupados 16-64 / población en hogares familiares 16-64
Fuente: INE
A partir de 2009, el parón de la inmigración, seguido por salidas netas de población, provocan la disminución del efecto positivo de la estructura por edades. Cuando, en 2013, se inicia la recuperación económica, una ligera subida de la fecundidad compensa el efecto adverso de la estructura por edad, lo que se traduce por un cierto estancamiento del número de nacimientos hasta 2015 inclusive. En 2016 y 2017 vuelve a bajar la fecundidad, mientras el número medio de mujeres sigue disminuyendo, lo que provoca un desplome del número de nacimientos. El aumento de la tasa de empleo ha permitido, a lo sumo, una cierta recuperación de nacimientos retrasados anteriormente, con el consiguiente aumento de la edad media al nacimiento de los hijos, sin que la fecundidad de los jóvenes haya despegado. Es una consecuencia más de un crecimiento del empleo que encubre una mayor precariedad laboral y un estancamiento o, incluso, disminución de los salarios reales, especialmente de los jóvenes, que también siguen afectados por el paro. El último dato de 2017 apunta a que la fecundidad podría seguir disminuyendo durante la recuperación económica, aunque todavía es pronto para asegurarlo.
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La natalidad como causa
El coro mediático, prácticamente al unísono, entona el consabido lamento: si nacen cada vez menos niños, ¿quién pagará las pensiones en el futuro? Es una inquietud que nuestra historia reciente no justifica. La fecundidad española permanece por debajo del conocido nivel de reemplazo (en torno a 2,05 hijos por mujer) desde hace 37 años, sin que se hayan producido las consecuencias habitualmente vaticinadas. La inmigración ha compensado el déficit de nacimientos: la población ha seguido aumentando hasta la irrupción de la crisis económica y el indicador de envejecimiento demográfico se sitúa todavía por debajo de la media europea. En el contexto actual, de inmigración abundante, no existe ninguna razón para que, si se genera una demanda de trabajo suficiente por parte de las empresas, no aumente el número de ocupados y no crezca el PIB. La inmigración, que, por supuesto, debe ser regulada, es una realidad a la que no pueden escapar los países europeos, y entre ellos España, porque representa una forma de globalización de los determinantes de la población mundial y la única respuesta a corto plazo a las políticas que han conducido a niveles muy bajos de fecundidad. De ahí la absoluta irracionalidad del creciente rechazo político a la llegada de inmigrantes a la Unión Europea. Un discurso alarmista sobre el futuro, basado en la baja fecundidad actual, solo puede ser interesado y a él se agarran los que, por todos los medios, pretenden justificar recortes en nuestro estado de bienestar y, en particular, en las pensiones. Hay que insistir en que la sostenibilidad financiera del sistema de pensiones no depende de la natalidad. La demografía condiciona el número de jubilados, que aumenta en el caso de que aumente la esperanza de vida a partir de la jubilación, pero la influencia de la natalidad sobre el número de cotizantes se limita a determinar la composición de los ocupados: si es baja habrá más inmigrantes cotizantes. El empleo total solo depende de la capacidad de las empresas.
Lo anterior no significa que debamos dejar de preocuparnos por la evolución de la natalidad, pero no por que sea la causa de inevitables males futuros, sino por lo que tiene de síntoma de la disfuncionalidad de nuestro sistema económico y social.
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La natalidad como síntoma
En 1976, cuando las mujeres tenían 2.76 hijos en promedio, solo el 30% de las que se encontraban en plena edad de trabajar y procrear (25-44 años) estaba en el mercado de trabajo. Hoy, más del 84% de las mujeres de esas edades ejerce un empleo remunerado o lo está buscando. El cambio de modelo reproductivo, antes basado en una división estricta de tareas (al hombre la producción, a la mujer la reproducción y los cuidados) es hoy una realidad. Actualmente la pareja de dos trabajadores es ya mayoritaria en España, como en la gran mayoría de países de la Unión Europea, y conciliar el cuidado de los hijos con su presencia en el mercado de trabajo, no puede seguir siendo una responsabilidad privada asumida por las mujeres. Se trata, por el contrario, de uno de los problemas más importantes que la sociedad debe resolver.
El modelo tradicional de organización del cuidado no ha sido sustituido por otro que esté basado en la igualdad de género y en la acción del Estado. Renunciar a tener hijos es una estrategia razonable ante esta situación.
Mientras tanto, las mujeres, con un pie en cada mundo, intentan conciliar el trabajo público y el privado, mediante equilibrismos a veces arriesgados y siempre costosos. ¿Cómo resuelven en la práctica su difícil situación? No pueden contar demasiado con los hombres y, cada vez menos, con el Estado. El modelo tradicional de organización del cuidado no ha sido sustituido por otro que esté basado en la igualdad de género y en la acción del Estado. Renunciar a tener hijos es una estrategia razonable ante esta situación.
La caída de la fecundidad aparece como la manifestación de un cambio de modelo reproductivo del que se han cobrado los beneficios que reporta el notable incremento de la población activa, pero no se ha afrontado el coste que supone sustituir el trabajo invisible de las mujeres en el hogar por un sistema que alivie a las familias de la carga del cuidado de los hijos, al que las mujeres se dedicaban antes a tiempo completo.
Buena parte del aumento del nivel de vida de los españoles en los años previos a la crisis se explica por la generalización de las familias de dos perceptores de salario, que ha contribuido a mantener la moderación salarial a la vez que aumentaba el consumo. El capitalismo ha conseguido absorber la mano de obra femenina, cada vez más cualificada y todavía mal pagada, sin darse por enterado del trabajo invisible no remunerado que las mujeres realizan en el hogar. El reparto de tareas entre hombres y mujeres que, aunque ha progresado en los últimos años, dista de ser igualitario, es muy deseable, pero no elimina el trabajo no remunerado en el hogar.
El cuestionamiento del papel del Estado y la escasez de recursos se han acentuado con la llamada crisis, a la vez que los recortes salariales hacen cada vez más necesario el trabajo remunerado de la mujer en las familias. Las mujeres se encuentran ahora en una situación que refuerza la vulnerabilidad que de largo han sufrido. La fase actual, más allá de la crisis financiera que la ha hecho posible, es un intento logrado de rebajar el nivel de vida de los trabajadores, de manera que el beneficio de la incorporación de las mujeres al trabajo remunerado no vaya a las familias sino a las empresas. De ahí la persistencia los muy bajos niveles de fecundidad.
Se comprueba, en este caso también, que el capitalismo actual rechaza asumir los costes de la reproducción y la sostenibilidad a largo plazo. Ocurre con la natalidad lo que ocurre con los recursos no renovables y con la preservación del medio ambiente. El sistema económico se comporta como depredador al que no preocupa la continuidad.
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Conclusión
España se encuentra entre los países de más baja fecundidad del mundo y lleva 37 años por debajo del nivel necesario para el mantenimiento a largo plazo de la población. Hasta ahora esta situación no ha tenido consecuencias mayores ni sobre el volumen ni sobre la estructura por edades de la población, gracias a la llegada de inmigrantes, muy numerosos sobre todo entre 1998 y 2008. No existen, de momento, indicios de que la fecundidad vaya a aumentar (más bien lo contrario) más allá de que se produzca, en momentos de bonanza económica, la recuperación de algunos de los nacimientos antes postergados. Se comprueba de nuevo en este caso que el capitalismo actual rechaza asumir los costes de la reproducción. Ocurre con la natalidad lo que ocurre con los recursos no renovables y con la preservación del medio ambiente. El sistema económico se comporta como depredador al que no preocupa la continuidad.
España se encuentra entre los países de más baja fecundidad del mundo y lleva 37 años por debajo del nivel necesario para el mantenimiento a largo plazo de la población. Hasta ahora esta situación no ha tenido consecuencias mayores ni sobre el volumen ni sobre la estructura por edades de la población, gracias a la llegada de inmigrantes, muy numerosos sobre todo entre 1998 y 2008. No existen, de momento, indicios de que la fecundidad vaya a aumentar (más bien lo contrario) más allá de que se produzca, en momentos de bonanza económica, la recuperación de algunos de los nacimientos antes postergados. Se comprueba de nuevo en este caso que el capitalismo actual rechaza asumir los costes de la reproducción. Ocurre con la natalidad lo que ocurre con los recursos no renovables y con la preservación del medio ambiente. El sistema económico se comporta como depredador al que no preocupa la continuidad.
[1] Media de los efectivos de mujeres entre 15 y 50 años, ponderados por el calendario de la fecundidad./////
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